René Quinton nació el 15 de diciembre de 1866 en Chaumes, Brie, Francia. Hijo de un médico y alcalde de la ciudad, Quinton no recibió formación científica particular alguna, sin embargo era un autodidacta sumamente culto que estaba al tanto de los principales avances y descubrimientos científicos de su época. Después de estudiar letras y hacer algunos cursos en el Museo de Historia Natural, comenzó su peculiar y genial carrera en el ámbito científico que revolucionó los paradigmas de su época. Tanto así que la academia francesa de ciencias no dudó en decir que después de Darwin, nadie sino Quinton había hecho aportes tan relevantes en el campo de la biología.
A principios del siglo XX René Quinton tuvo un gran éxito sanando todo tipo de enfermedades mediante la utilización de agua de mar, recolectada y almacenada bajo unas condiciones físicas determinadas.
Básicamente, postuló que la vida se originó en el mar, y que cada cuerpo humano es como un pequeño océano en el que flotan las células. Si este océano interior mantiene sus condiciones físicas (es decir, su ph, salinidad, temperatura, etc…) similares a las primigenias, el conjunto del cuerpo se mantiene en un estado de equilibrio natural, que es lo que llamamos salud. Y al contrario, si se presenta una carencia o un desequilibrio en estos factores, se dificulta (o llega a impedirse) el funcionamiento normal del conjunto del organismo, que es el estado que llamamos enfermedad.
El método de trabajo de Quinton se basaba en recolectar agua marina a una profundidad determinada, para así garantizar que el plancton y los microorganismos la hubieran pre-digerido y transformado en plasma biológico.
Este agua-plasma se filtra en frío para eliminar posibles impurezas (no se calienta, para que no pierda sus propiedades vitales). A continuación se le añade agua destilada hasta rebajar su salinidad al nivel de la sangre humana, ya que Quinton pensaba que el mar primigenio donde se originó la Vida tenía menos concentración de sal que el promedio de los océanos actuales. Finalmente, el plasma isotónico así obtenido se almacena en recipientes de cristal sin partes metálicas y sin ningún tipo de aditivos ni conservantes.
Los primeros experimentos de Quinton con animales demostraron que se puede sustituir toda la sangre del cuerpo por plasma isotónico. El animal no sólo sobrevive a la operación, sino que muestra más vitalidad, salud y vigor que nunca.
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